"Amor: ser para los demás"

Amor: ser para los demás

Por: Silvia Karina Godínez Valdovinos (2000)


"La bondad en las palabras genera confianza.
La bondad en el pensamiento genera profundidad.
La bondad en el dar genera amor."
(Lao-Tsé)

Hay una extraordinaria fábula que cuenta acerca de una niña huérfana que se encontraba totalmente sola en el mundo. Un día mientras iba caminando por la pradera se dio cuenta de que una mariposa se encontraba atrapada en un arbusto espinoso. Ella sin dudarlo fue a ayudarla y de repente la mariposa se convirtió en una hermosa hada. Ésta le dijo que le concedería su mayor deseo como agradecimiento. La niña dijo que quería ser feliz y así fue. Todos se asombraban de ello y justo antes de morir reveló su gran secreto:

"Un hada me dijo que todos, sin
importar cuán seguros parecieran,
cuán viejos o jóvenes, cuán ricos o 
pobres fueran, necesitaban de mí"

Son pocas las veces que nos llegan grandes oportunidades de ayudar a los demás, pero a diario nos vemos rodeados de pequeñas oportunidades de hacerlo. 

Al hablar de dar a los demás no sólo me refiero a bienes materiales sino a entregar también parte de nuestro tiempo. Es un sacrificio que vale por subir un escalón más al cielo. Nos acerca al bien y a la vez recibimos a cambio la satisfacción de sentirnos útiles. 

La vida no tiene que ver con qué tan popular eres o no, qué tan altas o bajas sean tus calificaciones, qué carro tienes, si eres gordo, flaco, chaparro o alto. No se trata de si eres aceptado o no, de si eres blanco o negro, de dónde vives ni cómo vistes. No, lo que importa en la vida es la manera cómo nos tratamos los unos a los otros. Al final del camino, Dios, El Amor Supremo, no te va a pedir cuentas de cuántos fines de semana saliste o cuánto dinero legaste a tener. Nos va a juzgar según cuántas vidas salvamos. 

El ayudar a nuestros hermanos, más que un deber, es una necesidad. Dios nos creó para que conviviéramos e interactuáramos unos con otros. Si no nos necesitáramos, viviríamos cada uno apartado en su propio mundo. 

Uno nunca sabe la gran felicidad que un sencillo acto de bondad puede dar. La generosidad puede ir más allá de la persona con quien uno fue generoso. Al dar uno enseña a los demás también a dar. En la vida de todos hay un punto clave, y en la mayor parte de los casos aparece por el estímulo de otra persoan. Es una reacción en cadena cuyo principio y final es el amor. 

El mejor regalo que puedes hacer es dar una porción de ti mismo. Al ser humanos fuimos creados vulnerables. Y es que nadie es suficientemente perfecto para no necesitar de los demás, y nadie es suficientemente pobre para no poder dar algo de sí mismo. Como San Francisco de Asís dijo alguna vez:
"Si Dios puede obrar a través de mí, puede obrar a través de cualquiera."

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